viernes, 31 de agosto de 2007

Glaciar Perito Moreno

A las 4am del sábado 25 nos levantamos -Ushuaia, Hostal Aonikenk- luego de hacer los morrales caminamos como 7 cuadras con ese frío polar, hasta que vimos el bus, lo abordamos y a las 5:20am nos encaminamos hacia Rio Gallegos, viaje diurno que duraría más de 12 horas y en el cual cruzaríamos 4 fronteras (4 bajadas del bus con pasaporte en mano). El viaje se hizo un poco más largo de lo estipulado puesto que al llegar a Punta Delgada (cruce en barca del Estrecho de Magallanes) nos encontramos con condiciones climáticas totalmente adversas; vientos de al menos 50 km/h que hacían poner el estrecho muy picado y se encontraba suspendido el paso de los vehículos. El chofer nos advirtió que esta situación podía extenderse hasta por 6 horas, y en el mejor de los casos había que esperar alrededor de una hora. Al cabo de dos horas y media la fuerte brisa mermó y cruzamos, menos mal que tenía un libro a la mano, estuve leyéndolo todo el rato y ni salí del bus, avancé muchísimo.
Finalmente llegamos a Río Gallegos, una ciudad poco atractiva donde todo parece estar sucio y en construcción. Allí estuvimos haciendo escala por una horas hasta tomar el segundo bus del día hasta El Calafate, llegamos a media noche y al bajar de la unidad habían unos 3 personas con carteles de publicidad de hostels del pueblo, como de costumbre nos fuimos para el mas bbb, se llamaba el "Hostal de Las Manos". La que nos atendió resultó ser una rusa llamada Li, sin mucho acento de extranjera. Más tarde descubrimos que era escaladora en roca, tenía viviendo unos 6 años en Argentina y que su padre era científico glaciólogo, muy pana la rusa. Acordamos quedarnos un par de noches allí, cuadramos de una vez el bus turístico hasta Perito Moreno (80 kms, 80 pesos), y una tercera noche regateada para cuando regresaramos de El Chaltén. Nos costó levantarnos, pero a las 9am nos recogió en el hostal el bus, y en 15 minutos ya se encontraba lleno de turistas de todas partes del mundo. Este ha sido el tramo más "tour" de todo nuestro viaje, imagínense la foto, la guía porteña con un micrófono hablando todo el camino sobre la historia del lugar, la naturaleza, la fauna, y todo el mundo tomando fotos como japonesitos locos, fue chévere, pero al mismo tiempo Migue y yo sabíamos que era el primer y último tour japonesiño del viaje sur 2007.
Al cabo de 80kms, y luego de bordear todo el lago Argentino (tercero más grande de Suramérica) llegamos al increíble comienzo del Campo de Hielo Sur, cercano a la casa de supermán. Lo primero que hicimos fue comprar el ticket del catamarán que nos daría el paseo acuático frente a estas inmensas paredes de hielo azul y blanco, con capacidad para unas 150 personas. La embarcación iba ful, y al entrar casi que ni nos sentamos, sólo atisbábamos minuciosamente la gran pared helada de 5km de largo, y de hasta 80m de alto. Se oían estruendos al estilo tormenta eléctrica, ese rugir de la naturaleza me evocó a los momentos vividos aquel día que llegamos a Pichilemu y donde cegados por la penumbra, nos dejamos arropar por el intimidente sonido de las olas de La Puntilla. A pesar del gentío -y eso que era temporada baja- tratábamos de no perder la concentración mientras observábamos, a lo que repentinamente vimos muy lejos un buen bloque de hielo desprenderse con violencia, gritamos! El choque de agua con agua en sus dos estados creó un tsunami que a juzgar por la distancia a la que estábamos tenía que ser inmenso, nos dejó sin habla por unos instantes, luego solo comentábamos el suceso. Unos 4 o 5 segundos más tarde el ruido llegó al catamarán, cosa que hizo que todo el mundo volteara tratando de ubicar alguna perturbación en el paisaje. Esta situación se siguió repitiendo, pero en mucho menor escala. Incluso luego de que zarpamos, Migue y yo solo ligábamos el mega tsunami de nuevo, y así poder ver esos témpanos deslizándose por el agua como tablas de surf, pero no volvió a pasar ese día. El capitán de la embarcación nos acercó hasta unos 300 metros del glaciar, y allí nos dimos cuenta que la perspectiva se perdía por completo, no podíamos creer que teníamos a un edificio blanco de más de 20 pisos en frente, sentíamos que eran 20 metros, no 300. Nos tocó un clima muy húmedo, siempre lloviendo, pero siempre con una buena vista de la 8va marivilla del mundo, como la llaman los argentiiinos. Después de navegar, el tour nos llevó al mirador principal y todos sus balcones correspondientes, allí estuvimos casi dos horas, almorzamos nuestro respectivo sandwich de milanesa con jamón y queso, conocimos a Stefano -un argentino que vive en Maracaibo- y le caímos a fotos químicas y digitales al gran macizo "Roraima Blanco", como lo denominó Migue cuando lo vió desde muy cerca. Gran día, un espectáculo, fascinación, respeto.

jueves, 30 de agosto de 2007

Ushuaia, Fin del Mundo

Ushuaia (pronunciado [u´swa.ja]) es una ciudad argentina, capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Se la conoce como "La ciudad del Fin del Mundo", por ser la ciudad más austral del planeta. El nombre de la ciudad proviene de las voces indígenas yámanas: ush (al fondo, o al poniente) y wuaia (bahía o caleta).

Después de tremenda caminata, con las piernas y pies todavía adoloridos, continuamos con nuestro viaje rumbo al sur. Próximo destino: la ciudad más austral del mundo, el último centro poblado urbano, donde se acaban todas las carreteras, en la Isla Grande de Tierra del Fuego..... Ushuaia.

Desde Puerto Natales no encontramos pasaje de bus para el día siguiente que fuera a Ushuaia. Decidimos irnos a Punta Arenas y avanzar más hacia el sur a una ciudad más grande y nuestra última ciudad en Chile antes de cruzar la frontera en Tierra del Fuego, (Ushuaia queda en Argentina). Al llegar a Punta Arenas el próximo bus a Ushuaia era al día siguiente, por lo que visitamos la ciudad y nos nevó casi toda la tarde. Lo ideal era viajar en bus de noche pero este tramo solo se podía hacer de día ya que había un cruce en chalana del Estrecho de Magallanes y además había que pasar por dos controles de aduanas en la frontera con Argentina.

El viaje de Punta Arenas hasta Ushuaia fue de 12 horas más unas cuantas horas más que estuvimos en Río Gallegos haciendo cambio de Bus. Finalmente a eso de las 10 pm (hora Argentina) llegamos a destino. Nos sorprendió lo grande y bonita que era la ciudad, muy desarrollada y los Ushuaienses súper amables. Es un destino turístico muy conocido con un gran aeropuerto y puerto. Tiene hasta un centro de ski, Cerro Castor, a pocos kilómetros que ha atraído aún más turistas. Esta ciudad queda en el sur oeste de la isla Tierra del Fuego a orillas del Canal Beagle a tan solo 1.000 Km de la Antártica y a 3.600 Km de Buenos Aires. Es el puerto más cercano a la Antártica y en la latitud 54º

La mañana siguiente nos despertamos tal cual navidad de película, con todo nevado y con copos de nieve que seguían cayendo. Pero en esta ciudad nevaba horizontalmente, el viento de la patagonia se hacía valer! Ushuaia a sus espaldas tiene montañas nevadas con glaciares perpetuos y la mezcla de las montañas con la bahía y la ciudad parte en la montaña y parte en la bahía hacen que sea un lugar espectacular. Ese día subimos al Glaciar Martial que queda a 10 minutos en carro y ahí van algunas personas a esquiar, muy pequeño pero con la vista de la ciudad, de la bahía y de las montañas detrás del Canal Beagle.

Tuvimos la suerte que esa misma semana se celebraba el primer festival de cine de montaña de Ushuaia y por supuesto no nos lo podíamos perder y esa noche fuimos a ver películas sobre escalada, andinismo, ski y snowboard y quedamos enfiebrados con ganas de adrenalina. Lo bueno es que al día siguiente teníamos planeado ir a esquiar a Cerro Castor!

El viernes 24 de agosto en nuestro segundo día en Fin del Mundo, nos levantamos bien temprano y nos fuimos a esquiar. El dueño del centro de ski Cerro Castor, está casado con una venezolana y como todo el mundo se conoce en Caracas… era la prima de un buen amigo. Nos atendió súper bien y la esquiada y el alquiler del equipo fueron cortesías! Había mucho viento y las sillas de la parte de arriba de la montaña estaban cerradas pero lo disfrutamos un montón. Esquiando en el Fin del Mundo y a una altitud de apenas 700 metros sobre el nivel del mar! Volvimos a Ushuaia y fuimos a un restaurante de carnes “tenedor libre” (todo lo que podías comer) y habiendo comido a penas unas empanadas en la mañana…..tremenda papa que nos echamos! No podíamos ni caminar esas calles tan empinadas hasta el hostal de regreso.

Hasta aquí todo el viaje había sido rumbo al sur y en este punto, después de 2 semanas de viaje y más de 5.000 km recorridos por mar y por tierra, dábamos media vuelta para comenzar el regreso por el lado argentino con rumbo norte. Contentos, con barriga llena y habiendo concluido nuestra primera etapa del viaje y habiendo llegado a nuestro objetivo, Ushuaia, nos fuimos a dormir después de tomarnos una foto en el punto más al sur que llegamos, un letrero a la orilla del mar que decía Ushuaia – Fin del Mundo.

lunes, 20 de agosto de 2007

Torres del Paine

Parque Nacional Torres del Paine, solo escuchar ese nombre me trae viejos y no tan viejos recuerdos cuando veía fotos de este lugar tan increiblemente hermoso y aquí estábamos ahora viviendo el sueño, en Puerto Natales viendo un mapa del parque y planificando nuestro ansiado trek entre lagos, torres y valles.

Después de bajarnos del barco y encontrar una posada decidimos hacer una caminata de 2 noches y 3 dias por las Torres del Paine, saliendo al día siguiente. Cuadramos transporte y alquiler del equipo de camping que nos hacía falta y nos fuimos a comprar la comida.

A las 8 am del Viernes 17 de Agosto nos vino a buscar una van que nos llevó hasta las puertas del parque, unas 2 horas de camino. El día estaba completamente despejado, con un sol radiante y la bienvenida a ese emblemático lugar fue con una mágica vista del Cerro Paine Grande, los Cuernos y las Torres del Paine reflejados sobre la laguna. El reporte del clima pronosticaba cielo nublado para ese día y vaya sorpresa que nos llevamos. Nos preguntábamos si los siguientes días tendríamos la suerte de que fueran iguales o caminaríamos bajo lluvia, granizo y fuertes vientos como lo pronosticaban en internet.

A la entrada del parque una guardaparques nos dijo lo mucho que valía la pena en caminar hasta la base de las Torres y pasar una noche más ahí y lo increíble que era el recorrido completo de la "W" (por la forma del camino en el mapa) que atravesaba todo el parque. Lo pensamos y con sonrisa de emoción y más contentos que niñito en Disney World, nos vimos a las caras y nos dijimos "Entregados"!!

Hacer la W implicaba caminar más 70 km y pasar por lo menos 4 noches acampando. Sabíamos que el clima patagónico en temporada de invierno suele ser muy duro, pero lo que más nos preocupaba es que sólo habíamos comprado comida para 3 dias y no para 5 como ahora habíamos decidido. En esta época los refugios estaban todos cerrados, excepto uno donde no habría comida, pero bueno, nos fuimos igual, entregados!

Con nosotros en la van iban varios ingleses y un australiano que pensaba hacer tambien la W y planeaba quedarse 5 noches acampando. Se llamaba Johnny y comenzamos a caminar con él habiendo decidido tener el mismo itinerario. El mapa y los caminos estaban muy bien señalizados con tiempos aproximados y distancias. El primer campamento estaba a 2 horas según el mapa y caminando cuesta arriba con el camino la mayor parte nevado, llegamos en 1:30. Montamos campamento (primera vez que Daniel acampaba sobre nieve!) y seguimos hacia la base de las Torres del Paine con un paisaje que nuestros ojos no podían creer y el cielo completamente azul. Caminamos entre ríos y cascadas congeladas, bosques que parecían encantados y siempre con un manto de nieve que lo cubría todo. El camino cada vez se hacía mas empinado y más rocoso hasta que la arista por la que caminábamos se acabó y a nuestros pies estaba una grandísima laguna blanca congelada a los pies de las tres grandes Torres del Paine.

Despues de disfrutar de una de las vistas más grandiosas e impresionantes y las fotos de rigor (tan extasiados que estábamos que casi se nos olvida tomar fotos!) comenzamos a bajar cuando el sol se ocultó tras las montañas a las 3:30 pm. Hora y media más tarde estábamos de regreso en el campamento.

Esa noche nos congelamos del frío. El termómetro no marcaba tanto pero no se si era la humedad o que otra cosa pero dormimos muy mal. Al día siguiente nos despertamos muy tarde y a penas comenzamos a caminar a las 12:00 pm. El recorrido era desde el Campamento Chileno, en la base de las torres, hasta el Campamento los Cuernos en la base de los Cuernos del Paine y de ahí hasta el Campamento Italiano en el valle francés, entre los cuernos y el Cerro Paine Grande. Según el mapa y los letreros del camino eran 5 horas hasta el primer campamento y 2,5 hasta el segundo, un total de 18 km.

Después de 4 horas de camino llegamos a los Cuernos y viendo que se hacía tarde y el clima estaba cada vez peor, decidimos acampar ahi en lugar de seguir hasta el Italiano. Johnny, el australiano se despertó y comenzó a caminar antes y cuando llegamos ahi vimos que había seguido hasta el segundo campamento. Ya para ese momento pensabamos en como racionar la poca comida que teníamos y no sabíamos si volveríamos a ver a Johnny que no nos dejaría morir de hambre, pero el frío y el kilometraje que llevabamos hacía gigante el apetito. En dos días a penas habiamos visto unas 4 personas en el camino y ninguna llevaba morral por lo que imaginábamos que solo hacían caminatas por el día.

Esa noche no hizo tanto frío pero el viento en la mañana nos advirtió un poco del clima que nos tocaría ese día. Acampamos a la orilla del Lago Nordenskojld y el comienzo de la caminata fue bordeando este lago que se convirtió en un mar picado de tanto viento que hacía. Ese día fue el de peor clima, muy nubado, mucho viento, lluvia y después granizo lo que al final resultaba en muuuuucho frío! Cuando empezó a granizar las rafagas de viento hacían que te doliera la cabeza de tanto frío. Daniel iba caminando constantemente con los pies mojados y fríos. Sus botas con la tecnología "bolsa-tex" que había implementado el día anterior, no funcionaba muy bien, las mías "gore-tex" fueron la bendición.

Caminamos subidas y bajadas por la orilla del lago, a veces por playas con nieve, siempre a la sombra de estos gigantescos cuernos con paredes de roca de mas de 1000 metros de alto. Después de 2 horas llegamos al Campamento Italiano a la entrada del Valle Francés que separa el Cerro Paine Grande de Los Cuernos. Ahí vimos la carpa de Johnny y a pesar del mal clima y tanto frío, vimos que decidió hacer el recorrido del valle aunque no se viera nada. Desde ese momento lo apodamos Johnny Bravo. Esa parte de la W nosotros la omitimos ya que eran más de 7 horas ida y vuelta y con ese frío ni de vai....


Después de una corta parada para no enfriarnos mucho, cruzamos el Río Francés y seguimos nuestra caminata con viento en contra hasta el Refugio del Paine Grande. Al llegar ahí despues de unos 13 Km y 4 horas, estábamos muertos de hambre y con mucho frío. Ahí era el único lugar donde el refugio estaba abierto, pero 10.000 pesos sonaba mucho por una cama sin calefaccion, así que encontramos una cabaña abandonada y abierta donde nos quedamos.

Los vientos no dejaron de soplar fuertemente durante toda la noche pero vimos que el cielo estaba despejado y teníamos esperanzas que al día siguiente estuviese igual. Lamentablemente a la mañana siguiente el cielo estaba gris y llovía un poco. Viendo la comida que nos quedaba (solo un poco de leche y unas sopitas chinas), el frío de Daniel en los pies y el clima que no dejaba ver mucho, decidimos regresar ese día a la carretera para tomar el transporte de vuelta a Puerto Natales sin hacer la última parte de la W el camino hacia el Glaciar Grey.

Esa ultima caminata fue de 18 Km y la hicimos en tiempo record de 3 horas 40 min y las Torres del Paine se despidieron de nosotros apareciendo entre las nubes para brindarnos una bonita vista después de haber cruzado el parque de este a oeste.

Puerto Montt - Puerto Natales

El lunes 13 nos levantamos temprano y nos fuimos a Puerto Montt en un colectivo, quedaba a unos 20 minutos. El barco salía a las 4:30pm, y había que chequear equipaje antes de las 12, llegamos a tiempo y nos pusimos a recorrer un poco el pueblo en busca de nuevas imágenes para los ojos. El día estaba demasiado luminoso y azul, así que cargué la Canon con un 35mm a color, me encabiné con audífonos y ipod y me dispuse a hacer fotos de los botes pesqueros, el puerto, las gaviotas y cualquier cosa buena que se atravesase. Mientras yo me relajaba, Migue buscaba donde hacer #2 y otros menesteres hasta que nos volvimos a encontrar. Desde allí donde me senté se podía apreciar el gran buque llamado Puerto Edén, animalón de colores rojo y blanco que abordaríamos para adentrarnos en aguas heladas y desconocidas para nosotros. De sólo verlo ya daba escalofrío, nos aguardaban más de 1600 Kms marinos y 4 días de navegación. Teníamos hasta las 2:30 para buscar un sitio bbb y comer, así lo hicimos. Por supuesto que primiero hicimos el respectivo mercadito de monchis de emergencia para el viaje y luego nos fuimos directo a la zona de Angelmo, donde se come mariscos y pescado como dios manda. Al llegar nos acosaron diversas personas, ofreciéndonos toda clase de ofertas y entradas por la casa, al final nos decidimos por el único sitio en el que se podía pagar con tarjeta y a su vez nos sacudimos un poco a los locales con una justa excusa. Nos dimos banquete, abrimos con Centollas (cangrejo gigante) a la mayonesa, y luego cada uno se pidió un salmón bien rosado y jugoso, muy típico de la zona, yo lo pedí frito y Migue a la mantequilla. El deleite paladarístico no fue normal, hasta brindamos por el viaje, rayamos la tarjeta con todo y propina y nos fuimos con corazón contento.
Al abordar el buque nos dimos cuenta que venía junto a nosotros más gente de la que pensábamos, prácticamente no habían chilenos a excepción de la tripulación, de hecho más tarde en el viaje nos pusimos a contar las nacionalidades y creo que llegamos a 11. Unas 60 personas en total, el Puerto Edén tiene capacidadad para 187 así que íbamos bastante holgados, de hecho nosotros pagamos la tarifa de una habitación cuádruple clase A (es decir, teníamos que dormir con dos personas más) y al entrar a los camarotes nos dimos cuenta de que estabamos solos! par de literas para nosotros, una gran ventana hacia el mar y lo más importante, una pequeña calefacción. Terminamos zarpando como a las 5:30pm y mientras migue dormía un rato me fui a obsrvar la maniobra desde la cubierta, ya hacía demasiado frío y viento. Sabroso. Esa noche tuvimos la primera comida del viaje, un pescado con arroz bastante normales comparado con lo que sería el menú de los días subsiguientes. La estadía fue muy pacífica, dormimos como reyes y al día siguiente desayuno servidito a las 8:30, que vida tan dura. Básicamente no hay mucho que contar de estos días, fueron una vagancia extrema que se traducía en comer, dormir, ver documentales, ver películas, socializar, #1, #2, bañarse con agua muy caliente, leer y hacer mil fotos siempre que hubiese buen clima. El clima lluvioso y ventisco se hizo notar en los primeros dos días, así que no salíamos mucho..sólo de vez en cuando me subía a la cubierta, me abría el rompe viento y me ponía a jugar con los vientos de al menos 100 km/h simulando un wingsuit y dejándome suspender en el borde de una escalera como si levitara, luego en lo que dejaba de sentir algún dedo me devolvía a por un café o un té muy caliente. El ambiente que teníamos dentro del camarote era demasiado acogedor, de verdad sólo provocaba leer arropado con la luz de la lamparita, mientras sonaba Dave Matthews en los audífonos que colmaban el diminuto recinto de un sonido bastante potente para no ser altavoces. En la zona de entretenimiento vimos películas que nos seguían inspirando demasiado como mochileros en el sur, tales como Diarios de Motocicleta y Mi Mejor Enemigo (chilena), las comidas se fueron poniendo cada vez mejores hasta que llegó la malvada segunda noche.
La ruta que dibujaba el navío en el mapa casi siempre se encontraba rodeada de canales patagónicos y por tanto de aguas poco turbulentas, no obstante tenía un paso muy importante en mar abierto en la tarde del segundo día (ver a la izquierda del punto 6 en el mapa). Este paso se vió retrasado por un pequeño incidente, un tripulante de la cocina se cayó por una de las escaleras y quedó semi-inconsciente por lo que el Puerto Edén dió vuelta 180 grados y estuvo navegando de regreso por mas de dos horas hasta que llegó una patrulla y se llevó al malherido. El retraso total se tradujo en unas 5 horas, por lo que la entrada en mar abierto se esparaba para las 11pm. Cenamos una pasta bologna increíble, y nos pusimos a ver "Obsesión" en el cine flotante. La peli terminó a las 10:40pm y los últimos 10 minutos pasaron a ser un "cine fluctuante", di aquí-pa llá-di allá-pa cá, pure chinchorro style. Jamaqueo indetenible y alucinógeno, monótono incremental en amplitud, y con cada vez más armónicos e interferencias en su fase modulante (cualquier duda consultar con blog.desvirgator). En cristiano, se acuerdan del sube-y-baja de la infancia? a bueno.. así pero durísimo. Rápidamente consulté con el panita que ponía la música y las películas y me dijo que eso duraría hasta la mañana y solo iba a empeorar, el oleaje estaba castigador. Yo dándomelas del duro, acepté un trago de vodka de Ed, un irlandés que tenía a mi lado y mientras brindaba con muchos europeos, malabareando para no botar el trago, ví que Migue estaba sentado en un mueble, con la mano en la frente y con cara pálida. Me dije, oh-ohh el mostrico verde del mareo llegó. Acto seguido, /Joe, tas bien?/-pásame una bolsa porfa-/ok/-pásame otra porsia-/voy/, en eso recordaba para mis adentros que Migue me había dicho que por lo general él no sentía nunca mareos en un barco, al contrario al estar en tierra sentía que se le movían las cosas por uno o dos días, al tratar de darle la segunda bolsa Migue arremetió contra la primera y allí estuvo castigándola con wafle hasta que sacó todo aquel rojo bologna, metí esa bolsa dentro de la otra y la fui a botar, allí me contagié un poco con las ganas. Le proveí de agua y al rato se fue a dormir. El movimiento no cesaba, y ya las cosas se comenzaban a caer, todo el mundo comenzó a vomitar y se empezaban a retirar a sus camarotes. Allí me quedé hablando con los europeos hasta que no aguanté más y empecé a admitir que me estaba sintiendo un poco mal, ellos me animaban y me decían que pasaría. Y así fue, afortunadamente solo empecé a eructar y luego el malestar se fue, me fui a dormir y luego de unas dos horas más de jamaqueo concilié sueño. Después de la tormenta, vino la calma.. al día siguiente me paré y desayuné, Migue seguía dead, ya para el almuerzo estaba repuesto.
La llegada a Puerto Natales fue apoteósica, el día más azul que hasta ahora habíamos visto, paisajes que solo pueden ser descritos con las fotos, estuvimos al menos unas 3 horas en cubierta dando vueltas y buscando los mejores ángulos para ambas cámaras, el disfrute era infinito.

jueves, 16 de agosto de 2007

A salvo en Puerto Natales

Hola Bloggers! este corto mensaje es para reportarnos..estamos a salvo en la Patagonia, ni llegamos a sentir algo del terremoto en Perú y nos enteramos al bajar del barco. Por otro lado, el oleaje en el tramo de mar abierto estuvo bien rudo pero sobrevivimos al mareo. Aqui el internet es un poco caro, así que escribiremos mas detalles luego + las fotos. Mañana nos vamos muy temprano a trekear en el Parque Nacional Torres del Paine, deséenos suerte con el clima. Por ahora les dejo este artículo para que se entretegan con algunas fotos criollas:

http://coleccionables.eluniversal.com/cuadernos.shtml
http://coleccionables.eluniversal.com/frecuentes_cuadernos.shtml

Mis fotos están en el 4to y 12vo cuaderno, guárdenme un par de recuerdo!

abrazos a -3

Daniel y Migue

domingo, 12 de agosto de 2007

Puerto Varas, Petrohué y el Volcán Osorno

El viernes 10 de Agosto a las 10 pm nos montamos en el bus y comenzamos por fin nuestro ansiado viaje al sur. El bus-cama de dos pisos con asientos mucho mejores de algunas de las camas donde habíamos dormido noches antes, salió de Santiago con destino a Puerto Varas, un viaje de 12 horas. Puerto Varas es un pequeño pueblo a orillas del Lago Llanquihue y a los pies del conocido Volcán Osorno. A mitad de mañana del sábado nos encontrábamos caminando por las calles de este pintoresco pueblo buscando un lugar donde quedarnos por los próximos dos días.

Después de instalarnos y de un buen desayuno nos fuimos a los Saltos del Petrohué, que era uno de los motivos de la visita a este pueblo. Bordeamos el Lago Llanquihue, siempre con una vista increible del Volcán Osorno al que cada vez nos acercábamos más y luego de 60 km nos dejaron en el medio de un bosque nublado con clima patagónico y el estruendo de un río a lo lejos. Entramos al Parque Nacional Vicente Pérez-Rosales y luego de una corta caminata estábamos frente a casacadas de agua cristalina de un cierto color esmeralda con un imponente y muy nevado volcán al fondo. Hay varios senderos entre puentes, bosques y rocas volcánicas y los recorrimos todos.

Luego volvimos a la carretera y al ver que no pasaba ningún colectivo, decidimos continuar a pie hasta el poblado de Petrohué a 6 km de ahí. Comenzamos a caminar y una simpática perra de otros turistas que estaban por ahí comenzó a seguirnos. Tratamos que se devolviera pero continuó siguiéndonos. En verdad nosotros la seguíamos a ella porque siempre iba adelante por la carretera de tierra curioseando por todos lados. Por la carreteeeera!
Al llegar a Petrohué nos dimos cuenta que sólo eran 4 casas, literalmente 4 casas! Quedaba a la orilla del Lago Todos los Santos desde donde se comienza el cruce de los lagos, una travesía en barco que cruza los Andes desde Chile hasta Argentina, llegando a Bariloche. Ahí nos despedimos de la perra a la que llamamos Ushuaia, esperando que sus dueños la encontraran pronto y regresamos en colectivo a Puerto Varas. En el camino de ida y de regreso Daniel y yo conversábamos sobre subir a la cumbre del Volcán Osorno y bajarlo esquiando. Habíamos leido sobre la factibilidad de hacer esta excursión y al ver el volcán no pudimos aguantar la tentación.
A penas llegamos de vuelta a Puerto Varas fuimos en busca de información para el transporte y el alquiler de crampones y piolets para subir al día siguiente. Estábamos muy entusiasmados pero faltaba solo un detalle por confirmar y era el clima. Todas nuetras ilusiones de subir este volcán y bajarlo esquiando se esfumaron al ver en internet el pronóstico del tiempo para el día siguiente: Lluvia y fuertes vientos en Puerto Varas, lo que significaba lluvia, granizo y nieve y vientos del más alla en las laderas del volcán. Esa noche comenzó el pronosticado clima patagónico y nos sorprendió ver al día siguiente que el tranquilo y pacífico lago a orillas del pueblo se había convertido en un mar picado con olas bastante grandes. El frío viento confirmó que habíamos tomado la decisión correcta de no subir al volcán.

viernes, 10 de agosto de 2007

La Parva y Valle Nevado

Ese miércoles de nevazón nocturna fue especial, en la noche le pedí a dios más nieve, mucha! "ah tu querías nieve? tooooooma tu avalancha manganzón..." dijo el viejo chivuo. A la mañana siguiente toda la ciudad arropada de blanco, (hace más de 40 años que no nevaba en Santiago, cuentan las viejitas) y nos paramos bien temprano para ir a esquiar en Valle Nevado. Nos avisaron que la vía estaba cerrada por exceso de nieve y que la van solo llegaría hasta La Parva. Al llegar allá dejamos nuestras pertenencias en el ski rental, y venezolaneamos hasta llegar a lo más alto de la montaña usando los andariveles sin comprar el ticket del día, la idea era llegar a Valle Nevado haciendo una travesía que Migue conocía, y comprar el ticket de Valle Nevado no el de La Parva. Jalando y fingiendo demencia lo logramos, pero no pudimos llegar hasta el tope ya que no todas las sillas estaban en funcionamiento. Nos tocó caminar cerca de 40 min hasta el collado más cercano, nevaba todo el rato, y allí nos lanzamos pendiente abajo. Al llegar al hotel teníamos varias misiones trazadas, entre ellas buscar el cheque del pago de Migue por sus labores en la escuela de Valle Nevado, comprar ticket, comer porque estabamos echándonos 3 ya, y regresar a La Parva por nuestros macundales y luego la van. Hicimos todo, pero no compramos ticket (no valía la pena, eran más de las 3pm). Migue al igual que en Caracas, saludaba a todo el mundo y todo el mundo lo saludaba! jaja. En el regreso tomamos la silla que nos dejara más cerca del tope de la montaña y de nuevo, no todas funcionaban y tuvimos que caminar esta vez si como una hora en subida hasta la cumbre con un tiempo increíble, y a paso de vencedores..ya era tarde. Luego de esa hora eterna, estuvimos caminando hundidos hasta las rodillas en nieve polvo por una media hora más y luego el premio especial del día, bajar la montaña solos con un atardecer épico y nieve virgen. Terminamos llegando al rental (que estaba cerrado) a las 6:30pm, extra-fatigados, congelados. Perdimos la van que salía a las 5:30pm, y estuvimos cerca de hora y media tratando de ubicar a una persona que nos abriese el rental para sacar nuestras botas y morrales. Con frío, medio mojados y sin lugar donde quedarnos a dormir empezamos a caminar por la carretera..por la carreteeera. Hicimos dedo n veces (pedimos cola) y nada, no bajaron mas carros y 6kms más tarde estábamos en Farallones, hacía como -10. Se había ido la luz en ese poblado y nos llevó otra hora encontrar un refugio tocando de puerta en puerta y a ciegas. Esa noche dormimos con infinito frío, y al despertar la misión era llegar a la embajada de Australia en Santiago antes de las 11.30am, hora a la que cierra. De nuevo caminamos hacia abajo y al rato unos carabineros (pacos) nos dijeron que no se permitía bajar a ningun vehículo sino hasta las 4pm. Tuvimos que seguir bajando y encontrar a un Sr. dispuesto a ganarse unas "lucas" (también se le dice así aquí) por llevarnos a la ciudad. Tráfico como nunca, y llegamos al rental de snowboard a las 11am, devolvimos el material, tuvimos una pseudo-discusión con la dueña porque me querían cobrar un día mas de lo que alquilé debido al retraso, (al final lo pagamos) y de allí bus hasta la embajada. Me faltaba tener un papel en la mano para solicitar mi pasaporte así que nos dividimos y yo seguí hasta el edificio de la embajada, a las 11:37 me bajé del bus, corrí 3 cuadras como Forrest hasta la PB del edificio y a las 11:40 estuve 10 minutos discutiendo con el vigilante para que me dejara pasar, era de vida o muerte. Después de mucho labiar, y sin el papel que buscaba Migue en casa lo logré, subí y en el piso 12 esperé, y esperé hasta que me dieron mi documento. Abrí el pasaporte, y allí estaba estampada una visa "granted for two years".. respiré y dije GRACIAS DIOS. Patagonia here we go.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Nevando en Santiago!

En una tarde lluviosa en Santiago, salimos Daniel y yo a caminar a hacer algunas diligencias preparativas para la próxima aventura. Teníamos que comprar el pasaje en Bus desde Santiago hasta Puerto Varas y luego el pasaje en barco desde Puerto Montt hasta puerto Natales, la gran travesía por los fiordos chilenos hacia la patagonia que haremos en 4 días y 3 noches en barco!

Pues bueno, hacía bastante frío y ya el sol se había ocultado hasta que apagaron la lluvia y prendieron la producción de nieve. Todo se comenzó a cubrir de blanco y la gente comentaba que nunca había nevado tanto. Daniel no quizo sino caminar por todos lados y jugabamos como par de niñitos en la nieve. Mañana sí que nos divertiremos en la nieve porque iremos a la estación de ski de Valle Nevado, la más grande el hemisferio sur que queda a solo una hora de Santiago.

martes, 7 de agosto de 2007

Pichilemu, Punta de Lobos

Siguiendo con nuestro viaje al Sur, el domingo 5 de Agosto a las 8 pm tomamos el bus desde Santiago que nos llevaría al pueblo costero de Pichilemu. Ahí nos prometían encontrar una de las mejores olas de la costa chilena, especialmente las de la famosa Punta de Lobos. Tres horas de camino y cerca de la media noche nos encontrábamos caminando en las calles de un pueblo fantasma, donde no había gente en las casas y ni un alma en las calles. Solo se escuchaba un fuerte rugir a lo lejos que parecían aviones despegando de un aeropuerto. Pero no, eran olas y el sonido era impresionante. La frase de la noche fue: Chaaaamo, pero eso es un maremoto!! No habíamos visto todavía las olas de Pichilemu y ya nos estaban intimidando. Luego de una caminata por las calles desoladas y obscuras llegamos al hotel que nos habían recomendado desde antes, Hotel Chile España.

A la mañana siguiente nos despertamos muy temprano para salir a ver lo que la noche antes tanto nos había intimidado. Las olas se veían a lo lejos y se veían grandes. Nos dijeron que el sonido a veces es aún más fuerte. El día estaba completamente despejado y a pesar del sol, hacía una temperatura de no más de 10 grados °C.

Un diminuto desayuno que nos ofrecieron en el hotel y nos fuimos en busca de las olas. Paramos en la Escuela de Surf Lobos del Pacífico y su dueño Nacho nos proporcionó de todos los implementos para nuestra zambullida en las frías aguas del Pacífico: Wet suit, guantes, botines y par de tablas Longboard!

Nuestro primer objetivo fueron las olas de La Puntilla, la playa justo en frente del pueblo de Pichilemu. Era lunes en la mañana y no había ni una persona en el agua. Seguimos las indicaciones y en unos minutos estábamos dos venezolanos locos nadando hacia olas de 2 y 3 metros. Al principio el agua no se sentía tan fría con la ayuda del traje, pero en lo que pasó la primera ola sobre nosotros y hundimos la cabeza, ajaaaa, ahí nos despertamos y nos dimos cuenta de donde estábamos metidos!!

Remar con el wetsuit y los guantes se hacía más pesado pero logramos pasar el rompiente y nos felicitamos mutuamente. Todavía no estábamos muy decididos con esas olas que nos intimidaban pero después de unos minutos de descanso vi como Daniel le remaba a una ola y en unos segundos lo vi parado, luego desapareció detrás del viento del off-shore de la ola. Un grito de Daniel de alegría y euforia de haber surfeado la primera ola en Chile me animó a que yo le remara a una ola. Después de un par de intentos fallidos, que por respeto a ese mar yo mismo dejé de remar, agarré una ola y cuando ya no había vuelta atrás, me dije: "En que peo me he metido yo, agarrando una ola que mide más que yo?" Mi experiencia en el surf se limitaba a un par de veces en Chaguarama en la Península de Paria y en Cuyagua. Lo lógico no era que un novato como yo estuviera metido en estas aguas con estas olas. Le remé a esa ola y de repente, estaba parado sobre la tabla. Fueron pocos segundos que para mí duraron una eternidad, y no se por que, después de estar parado allí, me lancé hacia un lado.

Después de surfear una ola me sentí con ganas de ir un busca de otras más. Volver a entrar remando desde ahí era imposible y la estrategia recomendada por todos era salir a la arena y caminar de nuevo hacia un lado de la playa y entrar por el mismo lugar del principio. Así lo hicimos unas 4 veces ese día, incluyendo una vez en la que Daniel se le soltó la tabla y entramos a buscarla después que un local la encontró cerca de las rocas.

Fue un día para nunca olvidar y después de un merecido plato de pescado y camarones, disfrutamos del atardecer sobre las olas.

Daniel: esa noche hizo infinito frio dentro de la habitación, hasta 7 grados, lo curioso del asunto es que duermes caliente porque tienes una sábana eléctrica que calienta toda la cama! pero que ni se nos ocurra sacar una mano o la cabeza. Al día siguiente de nuevo el desayuno microscópico, y muy temprano salí a chequear las olas desde la calle del hotel, mmm se veía como "grandecito" y "alineado", pero ni modo así es mejor no? al instante me encontré con el argentino Santiago y pues me convenció rápidamente de que fueramos a Punta de Lobos, un spot que no podíamos dejar pasar estando entre estas aguas Pichilemunenses. Le comenté a Migue y nos animamos, sin mucha idea del calibre de lo que nos esperaba. Desalojamos la nevera de habitación que nos tocó, dejamos el morral grande en custodia y nos fuimos a q'Nachis a buscar el equipo completo. De nuevo los grandes mini-longboards 8.5 y 9 y esta vez si que no se nos olvidó incluir en el gear el gorro de neopreno, para no dejar congelar los pensamientos mientras te arrastra un espumón blanco. Mientras íbamos por el equipo anti hielo Santiago cuadraba el taxi que nos llevaría 6km al sur (punto más al sur que hasta ahora hemos pisado) hacia la grotesca Punta de Lobos. Al llegar mi impresión fue la de estar en un paraíso templado, lleno de gramita, cactus, cabañas, acantilados y unas olas tan largas y alineadas como nunca las había visto en mi vida, bajamos todo el equipo a la grama y no pasaron más de 3 minutos para que Santiago gritara.."miráaa, pero que masita la que se viene allá atrás! esa no baja de cinco meeeetros, menos mal que la vimos desde acá arriba para así estar atentos cuando nos metamos eh muchachos?" a lo que nosotros respondimos con miradas mudas y algo aterradas.. "si, hay que tar pilas mi pana". Estábamos a unos 400 metros del point y ya la intimidación de la madre naturaleza se hacía sentir, y en lo que vi al argentino poniéndose el wetsuit decidí hacerlo también para pegarme a él y ver como entraba. Le dije a Migue que se quedara esta primera vuelta y viera si podía hacerme una foto, cero objeciones. Seguidamente me fui con Santiago hacia la zona del morro (ver foto) y destrepamos por entre las piedras del acantilado mas cercano a la punta de la playa. Santiago me iba explicando más o menos en el camino como teníamos que meternos al agua, mencionó tener cuidado con los sets de olas grandes, las rocas al subirse al morro, el río turbulento que se forma entre el acantilado y el morro y que había que cruzar remando, y luego la parte norte del morro donde rompían los endemoniados sets de 4 y 5 metros produciendo marejadas que podía tumbarte y arrastrarte hacia el farallón que estaba atrás. En un istante se largó, y lo vi entrar. Me quedé solo y decidí entrarle por el río, me dejé llevar y salí al mar pero un poco abajo y en zona de muchos espumones, al minuto vi ante mis ojos al Santiago montado en una masa de mas de 4 metros, un espectáculo. Intenté agarrar una ola pero fue muy difícil, cansado de remar me dejé llevar por la corriente hasta salir por la orilla. Al volver a donde estaba Migue, nos animamos a entrar juntos y esta vez por el morro, allí conocí a Grant, un australiano de Queensland que estaba llegando y nunca se había metido allí..nos empezó a preguntar de todo como si fueramos locales. Lo metimos en el combo y nos fuimos hacia el morro. Las olas estaban cada vez mas ruidosas, y podía ver el terror en el rostro de Grant. Esta vez con más confianza, y respaldado por la actitud de Migue, esperamos que pasaran unas 10 olas gigantes y en lo que calmó nos echamos al agua y cruzamos el río en aprox. unos 4.7 segundos, escalamos el morro y subimos las tablas, Grant tardó un par de minutos en lograrlo y luego nos dispusimos a cruzar el morro hasta llegar a la parte superior. Allí esperamos por 4 o 5 minutos a que calmara y llegó Santiago desde atrás gritando "este es el momeeentooo", todos lo seguimos y en unos instantes ya estabamos remando mar adentro y hacia la derecha. Luchando y remando estuvimos como 10 minutos, Santiago tomó una ola, a los 5 minutos le tocó a Grant, desde ese momento no vi mas a Migue, y esperé unos 10 minutos más para agarrar lo que sería la ola de mi vida. Una montaña de agua en movimiento que calculo tendría casi 4 metros, le remé echando el resto, velocidad, y confieso que del miedo primero me arrodillé y luego que sentí estabilidad me puse de pie, empecé a recorrerla de arriba hacia abajo intentando no caerme por la rapidez que coge la tabla, allí agachándome en los cut-backs (giros) y pasando las secciones de agua blanca estuve al menos medio minuto hasta llegar a la orilla. El mar me escupió con fuerza hacia la arena, me senté y estallé en risas nerviosas y de alegría, euforia, y me decía.."buen cuento para los nietos..". Fui a buscar a Migue, me recibió con un abrazo de como si hubiésemos hecho cumbre del Aconcagua, y rápidamente me contó de la ola que agarró y que surfeó hasta la orilla! la sonrisa no le cabía en la cara, alegría indescriptible, muy cerca Grant con Louise (su esposa) celebrando la ola que agarró también, que momento, que día. Estábamos a punto de meternos de nuevo, hasta que de la nada todo se puso gris, frío y empezaron a caer sets de mayor tamaño y más ruidosos, nos vimos a las caras.."mmm una ola va bien, vamonós". El taxi llegó a las 3pm como acordado, y montamos a los aussies, Santiago se quedó comiendo en casa de Diego Medina (big wave surfer, Chileno). En el pueblo, nos despedimos del Nachis y su esposa (Cándida) aunque aún faltaba por pagarle, de los aussies también y nos fuimos a comer pizza. Luego a sacar plata del cajero, no servía, no servía, no servía, solo master.. sin efectivo y teníamos una deuda de mas de 50.000 pesos con el pueblo entero. Al final y media hora antes de que partiera el bus a Santiago, resolvimos darle un billete de 100$ al pana del hotel, y que él le pagara a Nachis y a la pizzera, en fin, todo el mundo se conoce allí y la gente muy cordial. Hasta una próxima vez Pichilemu.

domingo, 5 de agosto de 2007

Portillo

Friday morning and its time to go.. equipo de ski checked (el muerto), morrales de asalto checked, monchis varios checked. 8:30am, fría caminata desde el Alto de Las Condes hasta donde se agarra el bus Transantiago, de allí hasta la estación del metro Escuela Militar, unas 10 paradas más y nos bajamos en Los Héroes. Allí cerca teníamos previsto tomar a las 9:30am un buscama de la línea Ahumada vía Mendoza que nos dejaría botados a mitad de carretera internacional trans-andina, muy cerca del valle atiborrado de nieve donde se encuentra el Hotel Portillo. Corriendo como si fuera un Ironman, compramos el pasaje en el terminal a eso de las 9:27am, y así comenzaba el estilo de viaje "on the red line". Para mi sorpresa, el bus contaba con un aeromozo que nos atendió durante las 3 horas de viaje, proveyéndonos de almohadas, café, alfajores y periódico del día. Cerca de mediodía llegamos, y lo primero que hicimos fue dejar el equipaje en custodia para poder salir a la nieve, Migue estuvo raaato tratando de ubicar al director de la escuala de ski de Portillo para saludarlo, mm..bueno y además de eso para pedir descuento en los tickets del chair lift y el arrendamiento de snowboard y botas para mi. Tuvimos un día excepcionalmente azul, mucho sol y esquiando juntos hasta que Migue decidió hacer un off--piste cabilla. Claro que no lo acompañé, porque ya en las pistas normales yo lo que hacía era caerme cada 3 o 4 cruces slalom. Al final de la tarde nos volvimos a ver, yo golpeadísimo pero contento y Migue pseudo-lesionado por una caída aparatosa y tonta. Al final y en la constante onda de ahorrar nos quedamos en el hostal del hotel, quedaba en frente, nos tocó un huequito de habitación con par de literas, y de roommates un par de madrileños demasiado panas debo decir, baños compartidos, comidas incluídas, en fin. El sábado decidí probar los skis, y así aprovechar para tomar una clase particular con Migue, igual me caí n veces, pero al final del día ya le estaba agarrando el feeling, lástima que a las 3:30pm teníamos que estar yéndonos para agarrar el bus que venía de Mendoza. Un baño rápido en la piscina caliente, nos despedimos de Nacho y Lou, hicimos morrales y salimos a agarrar el bus a las 4:22pm. Dudosos de si iba a pasar o no el bus Ahumada, y reacios a aceptar que una van de Portillo Travel nos llevara por 150$, nos lanzamos a pedir cola a unos buses viejos que estaban saliendo, más tarde descubrimos que eran unas familias con choferes contratados, se acercaron unas señoras y con su marcado acento nos ofrecieron la "cola" hasta Santiago por 5000 pesos (10$) cada uno. Nos preguntaban que quien era el muerto que llevábamos (skis) y entre risas les regatié a 4000 y nos fuimos. Ese viaje fue la locura, la gente no paraba de hablar, nos decían los gringos y todas las viejas empezaron a tomar "Kaipiña" hasta emborracharse, momento en que se tornaron vulgares, gritonas e impertinentes, 4 laaargas horas y nos despedimos. Junto con el muerto agarramos metro de extremo a extremo de la ciudad, transantiago y caminata hasta Las Condes. Finally en la base de operaciones, destroyed and dead as the skis.. pero sonrientes