viernes, 31 de agosto de 2007
Glaciar Perito Moreno
jueves, 30 de agosto de 2007
Ushuaia, Fin del Mundo
Después de tremenda caminata, con las piernas y pies todavía adoloridos, continuamos con nuestro viaje rumbo al sur. Próximo destino: la ciudad más austral del mundo, el último centro poblado urbano, donde se acaban todas las carreteras, en la Isla Grande de Tierra del Fuego..... Ushuaia.
Desde Puerto Natales no encontramos pasaje de bus para el día siguiente que fuera a Ushuaia. Decidimos irnos a Punta Arenas y avanzar más hacia el sur a una ciudad más grande y nuestra última ciudad en Chile antes de cruzar la frontera en Tierra del Fuego, (Ushuaia queda en Argentina). Al llegar a Punta Arenas el próximo bus a Ushuaia era al día siguiente, por lo que visitamos la ciudad y nos nevó casi toda la tarde. Lo ideal era viajar en bus de noche pero este tramo solo se podía hacer de día ya que había un cruce en chalana del Estrecho de Magallanes y además había que pasar por dos controles de aduanas en la frontera con Argentina.
La mañana siguiente nos despertamos tal cual navidad de película, con todo nevado y con copos de nieve que seguían cayendo. Pero en esta ciudad nevaba horizontalmente, el viento de la patagonia se hacía valer! Ushuaia a sus espaldas tiene montañas nevadas con glaciares perpetuos y la mezcla de las montañas con la bahía y la ciudad parte en la montaña y parte en la bahía hacen que sea un lugar espectacular. Ese día subimos al Glaciar Martial que queda a 10 minutos en carro y ahí van algunas personas a esquiar, muy pequeño pero con la vista de la ciudad, de la bahía y de las montañas detrás del Canal Beagle.
Tuvimos la suerte que esa misma semana se celebraba el primer festival de cine de montaña de Ushuaia y por supuesto no nos lo podíamos perder y esa noche fuimos a ver películas sobre escalada, andinismo, ski y snowboard y quedamos enfiebrados con ganas de adrenalina. Lo bueno es que al día siguiente teníamos planeado ir a esquiar a Cerro Castor!
lunes, 20 de agosto de 2007
Torres del Paine
Después de bajarnos del barco y encontrar una posada decidimos hacer una caminata de 2 noches y 3 dias por las Torres del Paine, saliendo al día siguiente. Cuadramos transporte y alquiler del equipo de camping que nos hacía falta y nos fuimos a comprar la comida.
A las 8 am del Viernes 17 de Agosto nos vino a buscar una van que nos llevó hasta las puertas del parque, unas 2 horas de camino. El día estaba completamente despejado, con un sol radiante y la bienvenida a ese emblemático lugar fue con una mágica vista del Cerro Paine Grande, los Cuernos y las Torres del Paine reflejados sobre la laguna. El reporte del clima pronosticaba cielo nublado para ese día y vaya sorpresa que nos llevamos. Nos preguntábamos si los siguientes días tendríamos la suerte de que fueran iguales o caminaríamos bajo lluvia, granizo y fuertes vientos como lo pronosticaban en internet.
A la entrada del parque una guardaparques nos dijo lo mucho que valía la pena en caminar hasta la base de las Torres y pasar una noche más ahí y lo increíble que era el recorrido completo de la "W" (por la forma del camino en el mapa) que atravesaba todo el parque. Lo pensamos y con sonrisa de emoción y más contentos que niñito en Disney World, nos vimos a las caras y nos dijimos "Entregados"!!
Hacer la W implicaba caminar más 70 km y pasar por lo menos 4 noches acampando. Sabíamos que el clima patagónico en temporada de invierno suele ser muy duro, pero lo que más nos preocupaba es que sólo habíamos comprado comida para 3 dias y no para 5 como ahora habíamos decidido. En esta época los refugios estaban todos cerrados, excepto uno donde no habría comida, pero bueno, nos fuimos igual, entregados!
Con nosotros en la van iban varios ingleses y un australiano que pensaba hacer tambien la W y planeaba quedarse 5 noches acampando. Se llamaba Johnny y comenzamos a caminar con él habiendo decidido tener el mismo itinerario. El mapa y los caminos estaban muy bien señalizados con tiempos aproximados y distancias. El primer campamento estaba a 2 horas según el mapa y caminando cuesta arriba con el camino la mayor parte nevado, llegamos en 1:30. Montamos campamento (primera vez que Daniel acampaba sobre nieve!) y seguimos hacia la base de las Torres del Paine con un paisaje que nuestros ojos no podían creer y el cielo completamente azul. Caminamos entre ríos y cascadas congeladas, bosques que parecían encantados y siempre con un manto de nieve que lo cubría todo. El camino cada vez se hacía mas empinado y más rocoso hasta que la arista por la que caminábamos se acabó y a nuestros pies estaba una grandísima laguna blanca congelada a los pies de las tres grandes Torres del Paine.
Despues de disfrutar de una de las vistas más grandiosas e impresionantes y las fotos de rigor (tan extasiados que estábamos que casi se nos olvida tomar fotos!) comenzamos a bajar cuando el sol se ocultó tras las montañas a las 3:30 pm. Hora y media más tarde estábamos de regreso en el campamento.
Esa noche nos congelamos del frío. El termómetro no marcaba tanto pero no se si era la humedad o que otra cosa pero dormimos muy mal. Al día siguiente nos despertamos muy tarde y a penas comenzamos a caminar a las 12:00 pm. El recorrido era desde el Campamento Chileno, en la base de las torres, hasta el Campamento los Cuernos en la base de los Cuernos del Paine y de ahí hasta el Campamento Italiano en el valle francés, entre los cuernos y el Cerro Paine Grande. Según el mapa y los letreros del camino eran 5 horas hasta el primer campamento y 2,5 hasta el segundo, un total de 18 km.
Después de 4 horas de camino llegamos a los Cuernos y viendo que se hacía tarde y el clima estaba cada vez peor, decidimos acampar ahi en lugar de seguir hasta el Italiano. Johnny, el australiano se despertó y comenzó a caminar antes y cuando llegamos ahi vimos que había seguido hasta el segundo campamento. Ya para ese momento pensabamos en como racionar la poca comida que teníamos y no sabíamos si volveríamos a ver a Johnny que no nos dejaría morir de hambre, pero el frío y el kilometraje que llevabamos hacía gigante el apetito. En dos días a penas habiamos visto unas 4 personas en el camino y ninguna llevaba morral por lo que imaginábamos que solo hacían caminatas por el día.
Esa noche no hizo tanto frío pero el viento en la mañana nos advirtió un poco del clima que nos tocaría ese día. Acampamos a la orilla del Lago Nordenskojld y el comienzo de la caminata fue bordeando este lago que se convirtió en un mar picado de tanto viento que hacía. Ese día fue el de peor clima, muy nubado, mucho viento, lluvia y después granizo lo que al final resultaba en muuuuucho frío! Cuando empezó a granizar las rafagas de viento hacían que te doliera la cabeza de tanto frío. Daniel iba caminando constantemente con los pies mojados y fríos. Sus botas con la tecnología "bolsa-tex" que había implementado el día anterior, no funcionaba muy bien, las mías "gore-tex" fueron la bendición.
Caminamos subidas y bajadas por la orilla del lago, a veces por playas con nieve, siempre a la sombra de estos gigantescos cuernos con paredes de roca de mas de 1000 metros de alto. Después de 2 horas llegamos al Campamento Italiano a la entrada del Valle Francés que separa el Cerro Paine Grande de Los Cuernos. Ahí vimos la carpa de Johnny y a pesar del mal clima y tanto frío, vimos que decidió hacer el recorrido del valle aunque no se viera nada. Desde ese momento lo apodamos Johnny Bravo. Esa parte de la W nosotros la omitimos ya que eran más de 7 horas ida y vuelta y con ese frío ni de vai....
Después de una corta parada para no enfriarnos mucho, cruzamos el Río Francés y seguimos nuestra caminata con viento en contra hasta el Refugio del Paine Grande. Al llegar ahí despues de unos 13 Km y 4 horas, estábamos muertos de hambre y con mucho frío. Ahí era el único lugar donde el refugio estaba abierto, pero 10.000 pesos sonaba mucho por una cama sin calefaccion, así que encontramos una cabaña abandonada y abierta donde nos quedamos.
Los vientos no dejaron de soplar fuertemente durante toda la noche pero vimos que el cielo estaba despejado y teníamos esperanzas que al día siguiente estuviese igual. Lamentablemente a la mañana siguiente el cielo estaba gris y llovía un poco. Viendo la comida que nos quedaba (solo un poco de leche y unas sopitas chinas), el frío de Daniel en los pies y el clima que no dejaba ver mucho, decidimos regresar ese día a la carretera para tomar el transporte de vuelta a Puerto Natales sin hacer la última parte de la W el camino hacia el Glaciar Grey.
Esa ultima caminata fue de 18 Km y la hicimos en tiempo record de 3 horas 40 min y las Torres del Paine se despidieron de nosotros apareciendo entre las nubes para brindarnos una bonita vista después de haber cruzado el parque de este a oeste.
Puerto Montt - Puerto Natales
Al abordar el buque nos dimos cuenta que venía junto a nosotros más gente de la que pensábamos, prácticamente no habían chilenos a excepción de la tripulación, de hecho más tarde en el viaje nos pusimos a contar las nacionalidades y creo que llegamos a 11. Unas 60 personas en total, el Puerto Edén tiene capacidadad para 187 así que íbamos bastante holgados, de hecho nosotros pagamos la tarifa de una habitación cuádruple clase A (es decir, teníamos que dormir con dos personas más) y al entrar a los camarotes nos dimos cuenta de que estabamos solos! par de literas para nosotros, una gran ventana hacia el mar y lo más importante, una pequeña calefacción. Terminamos zarpando como a las 5:30pm y mientras migue dormía un rato me fui a obsrvar la maniobra desde la cubierta, ya hacía demasiado frío y viento. Sabroso. Esa noche tuvimos la primera comida del viaje, un pescado con arroz bastante normales comparado con lo que sería el menú de los días subsiguientes. La estadía fue muy pacífica, dormimos como reyes y al día siguiente desayuno servidito a las 8:30, que vida tan dura. Básicamente no hay mucho que contar de estos días, fueron una vagancia extrema que se traducía en comer, dormir, ver documentales, ver películas, socializar, #1, #2, bañarse con agua muy caliente, leer y hacer mil fotos siempre que hubiese buen clima. El clima lluvioso y ventisco se hizo notar en los primeros dos días, así que no salíamos mucho..sólo de vez en cuando me subía a la cubierta, me abría el rompe viento y me ponía a jugar con los vientos de al menos 100 km/h simulando un wingsuit y dejándome suspender en el borde de una escalera como si levitara, luego en lo que dejaba de sentir algún dedo me devolvía a por un café o un té muy caliente. El ambiente que teníamos dentro del camarote era demasiado acogedor, de verdad sólo provocaba leer arropado con la luz de la lamparita, mientras sonaba Dave Matthews en los audífonos que colmaban el diminuto recinto de un sonido bastante potente para no ser altavoces. En la zona de entretenimiento vimos películas que nos seguían inspirando demasiado como mochileros en el sur, tales como Diarios de Motocicleta y Mi Mejor Enemigo (chilena), las comidas se fueron poniendo cada vez mejores hasta que llegó la malvada segunda noche.
-/voy/, en eso recordaba para mis adentros que Migue me había dicho que por lo general él no sentía nunca mareos en un barco, al contrario al estar en tierra sentía que se le movían las cosas por uno o dos días, al tratar de darle la segunda bolsa Migue arremetió contra la primera y allí estuvo castigándola con wafle hasta que sacó todo aquel rojo bologna, metí esa bolsa dentro de la otra y la fui a botar, allí me contagié un poco con las ganas. Le proveí de agua y al rato se fue a dormir. El movimiento no cesaba, y ya las cosas se comenzaban a caer, todo el mundo comenzó a vomitar y se empezaban a retirar a sus camarotes. Allí me quedé hablando con los europeos hasta que no aguanté más y empecé a admitir que me estaba sintiendo un poco mal, ellos me animaban y me decían que pasaría. Y así fue, afortunadamente solo empecé a eructar y luego el malestar se fue, me fui a dormir y luego de unas dos horas más de jamaqueo concilié sueño. Después de la tormenta, vino la calma.. al día siguiente me paré y desayuné, Migue seguía dead, ya para el almuerzo estaba repuesto.
jueves, 16 de agosto de 2007
A salvo en Puerto Natales
http://coleccionables.eluniversal.com/cuadernos.shtml
http://coleccionables.eluniversal.com/frecuentes_cuadernos.shtml
Mis fotos están en el 4to y 12vo cuaderno, guárdenme un par de recuerdo!
abrazos a -3
Daniel y Migue
domingo, 12 de agosto de 2007
Puerto Varas, Petrohué y el Volcán Osorno
Después de instalarnos y de un buen desayuno nos fuimos a los Saltos del Petrohué, que era uno de los motivos de la visita a este pueblo. Bordeamos el Lago Llanquihue, siempre con una vista increible del Volcán Osorno al que cada vez nos acercábamos más y luego de 60 km nos dejaron en el medio de un bosque nublado con clima patagónico y el estruendo de un río a lo lejos. Entramos al Parque Nacional Vicente Pérez-Rosales y luego de una corta caminata estábamos frente a casacadas de agua cristalina de un cierto color esmeralda con un imponente y muy nevado volcán al fondo. Hay varios senderos entre puentes, bosques y rocas volcánicas y los recorrimos todos.
viernes, 10 de agosto de 2007
La Parva y Valle Nevado
miércoles, 8 de agosto de 2007
Nevando en Santiago!
martes, 7 de agosto de 2007
Pichilemu, Punta de Lobos
A la mañana siguiente nos despertamos muy temprano para salir a ver lo que la noche antes tanto nos había intimidado. Las olas se veían a lo lejos y se veían grandes. Nos dijeron que el sonido a veces es aún más fuerte. El día estaba completamente despejado y a pesar del sol, hacía una temperatura de no más de 10 grados °C.
Un diminuto desayuno que nos ofrecieron en el hotel y nos fuimos en busca de las olas. Paramos en la Escuela de Surf Lobos del Pacífico y su dueño Nacho nos proporcionó de todos los implementos para nuestra zambullida en las frías aguas del Pacífico: Wet suit, guantes, botines y par de tablas Longboard!
Nuestro primer objetivo fueron las olas de La Puntilla, la playa justo en frente del pueblo de Pichilemu. Era lunes en la mañana y no había ni una persona en el agua. Seguimos las indicaciones y en unos minutos estábamos dos venezolanos locos nadando hacia olas de 2 y 3 metros. Al principio el agua no se sentía tan fría con la ayuda del traje, pero en lo que pasó la primera ola sobre nosotros y hundimos la cabeza, ajaaaa, ahí nos despertamos y nos dimos cuenta de donde estábamos metidos!!
Remar con el wetsuit y los guantes se hacía más pesado pero logramos pasar el rompiente y nos felicitamos mutuamente. Todavía no estábamos muy decididos con esas olas que nos intimidaban pero después de unos minutos de descanso vi como Daniel le remaba a una ola y en unos segundos lo vi parado, luego desapareció detrás del viento del off-shore de la ola. Un grito de Daniel de alegría y euforia de haber surfeado la primera ola en Chile me animó a que yo le remara a una ola. Después de un par de intentos fallidos, que por respeto a ese mar yo mismo dejé de remar, agarré una ola y cuando ya no había vuelta atrás, me dije: "En que peo me he metido yo, agarrando una ola que mide más que yo?" Mi experiencia en el surf se limitaba a un par de veces en Chaguarama en la Península de Paria y en Cuyagua. Lo lógico no era que un novato como yo estuviera metido en estas aguas con estas olas. Le remé a esa ola y de repente, estaba parado sobre la tabla. Fueron pocos segundos que para mí duraron una eternidad, y no se por que, después de estar parado allí, me lancé hacia un lado.
Después de surfear una ola me sentí con ganas de ir un busca de otras más. Volver a entrar remando desde ahí era imposible y la estrategia recomendada por todos era salir a la arena y caminar de nuevo hacia un lado de la playa y entrar por el mismo lugar del principio. Así lo hicimos unas 4 veces ese día, incluyendo una vez en la que Daniel se le soltó la tabla y entramos a buscarla después que un local la encontró cerca de las rocas.
Fue un día para nunca olvidar y después de un merecido plato de pescado y camarones, disfrutamos del atardecer sobre las olas.
Daniel: esa noche hizo infinito frio dentro de la habitación, hasta 7 grados, lo curioso del asunto es que duermes caliente porque tienes una sábana eléctrica que calienta toda la cama! pero que ni se nos ocurra sacar una mano o la cabeza. Al día siguiente de nuevo el desayuno microscópico, y muy temprano salí a chequear las olas desde la calle del hotel, mmm se veía como "grandecito" y "alineado", pero ni modo así es mejor no? al instante me encontré con el argentino Santiago y pues me convenció rápidamente de que fueramos a Punta de Lobos, un spot que no podíamos dejar pasar estando entre estas aguas Pichilemunenses. Le comenté a Migue y nos animamos, sin mucha idea del calibre de lo que nos esperaba. Desalojamos la nevera de habitación que nos tocó, dejamos el morral grande en custodia y nos fuimos a q'Nachis a buscar el equipo completo. De nuevo los grandes mini-longboards 8.5 y 9 y esta vez si que no se nos olvidó incluir en el gear el gorro de neopreno, para no dejar congelar los pensamientos mientras te arrastra un espumón blanco. Mientras íbamos por el equipo anti hielo Santiago cuadraba el taxi que nos llevaría 6km al sur (punto más al sur que hasta ahora hemos pisado) hacia la grotesca Punta de Lobos. Al llegar mi impresión fue la de estar en un paraíso templado, lleno de gramita, cactus, cabañas, acantilados y unas olas tan largas y alineadas como nunca las había visto en mi vida, bajamos todo el equipo a la grama y no pasaron más de 3 minutos para que Santiago gritara.."miráaa, pero que masita la que se viene allá atrás! esa no baja de cinco meeeetros, menos mal que la vimos desde acá arriba para así estar atentos cuando nos metamos eh muchachos?" a lo que nosotros respondimos con miradas mudas y algo aterradas.. "si, hay que tar pilas mi pana". Estábamos a unos 400 metros del point y ya la intimidación de la madre naturaleza se hacía sentir, y en lo que vi al argentino poniéndose el wetsuit decidí hacerlo también para pegarme a él y ver como entraba. Le dije a Migue que se quedara esta primera vuelta y viera si podía hacerme una foto, cero objeciones. Seguidamente me fui con Santiago hacia la zona del morro (ver foto) y destrepamos por entre las piedras del acantilado mas cercano a la punta de la playa. Santiago me iba explicando más o menos en el camino como teníamos que meternos al agua, mencionó tener cuidado con los sets de olas grandes, las rocas al subirse al morro, el río turbulento que se forma entre el acantilado y el morro y que había que cruzar remando, y luego la parte norte del morro donde rompían los endemoniados sets de 4 y 5 metros produciendo marejadas que podía tumbarte y arrastrarte hacia el farallón que estaba atrás. En un istante se largó, y lo vi entrar. Me quedé solo y decidí entrarle por el río, me dejé llevar y salí al mar pero un poco abajo y en zona de muchos espumones, al minuto vi ante mis ojos al Santiago montado en una masa de mas de 4 metros, un espectáculo. Intenté agarrar una ola pero fue muy difícil, cansado de remar me dejé llevar por la corriente hasta salir por la orilla. Al volver a donde estaba Migue, nos animamos a entrar juntos y esta vez por el morro, allí conocí a Grant, un australiano de Queensland que estaba llegando y nunca se había metido allí..nos empezó a preguntar de todo como si fueramos locales. Lo metimos en el combo y nos fuimos hacia el morro. Las olas estaban cada vez mas ruidosas, y podía ver el terror en el rostro de Grant. Esta vez con más confianza, y respaldado por la actitud de Migue, esperamos que pasaran unas 10 olas gigantes y en lo que calmó nos echamos al agua y cruzamos el río en aprox. unos 4.7 segundos, escalamos el morro y subimos las tablas, Grant tardó un par de minutos en lograrlo y luego nos dispusimos a cruzar el morro hasta llegar a la parte superior. Allí esperamos por 4 o 5 minutos a que calmara y llegó Santiago desde atrás gritando "este es el momeeentooo", todos lo seguimos y en unos instantes ya estabamos remando mar adentro y hacia la derecha. Luchando y remando estuvimos como 10 minutos, Santiago tomó una ola, a los 5 minutos le tocó a Grant, desde ese momento no vi mas a Migue, y esperé unos 10 minutos más para agarrar lo que sería la ola de mi vida. Una montaña de agua en movimiento que calculo tendría casi 4 metros, le remé echando el resto, velocidad, y confieso que del miedo primero me arrodillé y luego que sentí estabilidad me puse de pie, empecé a recorrerla de arriba hacia abajo intentando no caerme por la rapidez que coge la tabla, allí agachándome en los cut-backs (giros) y pasando las secciones de agua blanca estuve al menos medio minuto hasta llegar a la orilla. El mar me escupió con fuerza hacia la arena, me senté y estallé en risas nerviosas y de alegría, euforia, y me decía.."buen cuento para los nietos..". Fui a buscar a Migue, me recibió con un abrazo de como si hubiésemos hecho cumbre del Aconcagua, y rápidamente me contó de la ola que agarró y que surfeó hasta la orilla! la sonrisa no le cabía en la cara, alegría indescriptible, muy cerca Grant con Louise (su esposa) celebrando la ola que agarró también, que momento, que día. Estábamos a punto de meternos de nuevo, hasta que de la nada todo se puso gris, frío y empezaron a caer sets de mayor tamaño y más ruidosos, nos vimos a las caras.."mmm una ola va bien, vamonós". El taxi llegó a las 3pm como acordado, y montamos a los aussies, Santiago se quedó comiendo en casa de Diego Medina (big wave surfer, Chileno). En el pueblo, nos despedimos del Nachis y su esposa (Cándida) aunque aún faltaba por pagarle, de los aussies también y nos fuimos a comer pizza. Luego a sacar plata del cajero, no servía, no servía, no servía, solo master.. sin efectivo y teníamos una deuda de mas de 50.000 pesos con el pueblo entero. Al final y media hora antes de que partiera el bus a Santiago, resolvimos darle un billete de 100$ al pana del hotel, y que él le pagara a Nachis y a la pizzera, en fin, todo el mundo se conoce allí y la gente muy cordial. Hasta una próxima vez Pichilemu.