viernes, 31 de agosto de 2007

Glaciar Perito Moreno

A las 4am del sábado 25 nos levantamos -Ushuaia, Hostal Aonikenk- luego de hacer los morrales caminamos como 7 cuadras con ese frío polar, hasta que vimos el bus, lo abordamos y a las 5:20am nos encaminamos hacia Rio Gallegos, viaje diurno que duraría más de 12 horas y en el cual cruzaríamos 4 fronteras (4 bajadas del bus con pasaporte en mano). El viaje se hizo un poco más largo de lo estipulado puesto que al llegar a Punta Delgada (cruce en barca del Estrecho de Magallanes) nos encontramos con condiciones climáticas totalmente adversas; vientos de al menos 50 km/h que hacían poner el estrecho muy picado y se encontraba suspendido el paso de los vehículos. El chofer nos advirtió que esta situación podía extenderse hasta por 6 horas, y en el mejor de los casos había que esperar alrededor de una hora. Al cabo de dos horas y media la fuerte brisa mermó y cruzamos, menos mal que tenía un libro a la mano, estuve leyéndolo todo el rato y ni salí del bus, avancé muchísimo.
Finalmente llegamos a Río Gallegos, una ciudad poco atractiva donde todo parece estar sucio y en construcción. Allí estuvimos haciendo escala por una horas hasta tomar el segundo bus del día hasta El Calafate, llegamos a media noche y al bajar de la unidad habían unos 3 personas con carteles de publicidad de hostels del pueblo, como de costumbre nos fuimos para el mas bbb, se llamaba el "Hostal de Las Manos". La que nos atendió resultó ser una rusa llamada Li, sin mucho acento de extranjera. Más tarde descubrimos que era escaladora en roca, tenía viviendo unos 6 años en Argentina y que su padre era científico glaciólogo, muy pana la rusa. Acordamos quedarnos un par de noches allí, cuadramos de una vez el bus turístico hasta Perito Moreno (80 kms, 80 pesos), y una tercera noche regateada para cuando regresaramos de El Chaltén. Nos costó levantarnos, pero a las 9am nos recogió en el hostal el bus, y en 15 minutos ya se encontraba lleno de turistas de todas partes del mundo. Este ha sido el tramo más "tour" de todo nuestro viaje, imagínense la foto, la guía porteña con un micrófono hablando todo el camino sobre la historia del lugar, la naturaleza, la fauna, y todo el mundo tomando fotos como japonesitos locos, fue chévere, pero al mismo tiempo Migue y yo sabíamos que era el primer y último tour japonesiño del viaje sur 2007.
Al cabo de 80kms, y luego de bordear todo el lago Argentino (tercero más grande de Suramérica) llegamos al increíble comienzo del Campo de Hielo Sur, cercano a la casa de supermán. Lo primero que hicimos fue comprar el ticket del catamarán que nos daría el paseo acuático frente a estas inmensas paredes de hielo azul y blanco, con capacidad para unas 150 personas. La embarcación iba ful, y al entrar casi que ni nos sentamos, sólo atisbábamos minuciosamente la gran pared helada de 5km de largo, y de hasta 80m de alto. Se oían estruendos al estilo tormenta eléctrica, ese rugir de la naturaleza me evocó a los momentos vividos aquel día que llegamos a Pichilemu y donde cegados por la penumbra, nos dejamos arropar por el intimidente sonido de las olas de La Puntilla. A pesar del gentío -y eso que era temporada baja- tratábamos de no perder la concentración mientras observábamos, a lo que repentinamente vimos muy lejos un buen bloque de hielo desprenderse con violencia, gritamos! El choque de agua con agua en sus dos estados creó un tsunami que a juzgar por la distancia a la que estábamos tenía que ser inmenso, nos dejó sin habla por unos instantes, luego solo comentábamos el suceso. Unos 4 o 5 segundos más tarde el ruido llegó al catamarán, cosa que hizo que todo el mundo volteara tratando de ubicar alguna perturbación en el paisaje. Esta situación se siguió repitiendo, pero en mucho menor escala. Incluso luego de que zarpamos, Migue y yo solo ligábamos el mega tsunami de nuevo, y así poder ver esos témpanos deslizándose por el agua como tablas de surf, pero no volvió a pasar ese día. El capitán de la embarcación nos acercó hasta unos 300 metros del glaciar, y allí nos dimos cuenta que la perspectiva se perdía por completo, no podíamos creer que teníamos a un edificio blanco de más de 20 pisos en frente, sentíamos que eran 20 metros, no 300. Nos tocó un clima muy húmedo, siempre lloviendo, pero siempre con una buena vista de la 8va marivilla del mundo, como la llaman los argentiiinos. Después de navegar, el tour nos llevó al mirador principal y todos sus balcones correspondientes, allí estuvimos casi dos horas, almorzamos nuestro respectivo sandwich de milanesa con jamón y queso, conocimos a Stefano -un argentino que vive en Maracaibo- y le caímos a fotos químicas y digitales al gran macizo "Roraima Blanco", como lo denominó Migue cuando lo vió desde muy cerca. Gran día, un espectáculo, fascinación, respeto.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Que sensacion mas de pinga la de recrear sus andanzas al leer estas lineas, evocan a todos los sentidos, la impetuosidad de ese gigante "Roraima Blanco", have a safe return guys...!!

Anónimo dijo...

Y las fotos!!!! wow!!! sencillamente espectaculares. Que experiencia más sabrosa caray!!!

GabByRo0tS dijo...

El gran macizo de hielo es algo que me impresionó demasiado... Congelado, resbaloso, capaz de congelar sus vistas para que lo vieran por largos ratos de tiempo invertido en su exponencia magistral... Mas que hielo!!! UY me congelo!